Valiente testimonio de Sabine Moussier
Hablar de abuso nunca es fácil, pero fue Sabine Moussier quien, conmovida hasta las lágrimas, rompió el silencio y compartió ante los medios uno de los momentos más difíciles de su carrera. La actriz de telenovelas fue víctima de abuso sexual por parte de un colega actor durante una grabación. Aunque el nombre del agresor no fue revelado, los hechos relatados por Moussier conmocionaron a quienes la escuchaban.
El abuso ocurrió en plena grabación
Durante una entrevista reciente, Sabine Moussier recordó con dolor una escena en la que un compañero actor, sin previo aviso, cruzó los límites del profesionalismo. La escena simulaba una situación íntima, pero el actor, aprovechando el momento, se quitó la ropa interior y colocó la mano de Sabine en sus partes íntimas.
“Sí me ha pasado, no me lo propuso. Estábamos en una escena de cama y lo que este actor decidió hacer fue tomar mi mano, quitarse la pijama, los chones, y ponérmela ahí”, relató entre lágrimas.
La reacción de Sabine: parálisis y miedo
La actriz confesó que, ante el abuso, su cuerpo quedó paralizado por el impacto emocional. En lugar de enfrentar la situación de inmediato, solo pudo llorar y pedir que no se le volviera a asignar escenas con esa persona.
“Me quedé petrificada, no supe hacer nada. Pedí que no se me pusieran más escenas de sexo ni de beso con él. Fue lo único que pude hacer”, explicó.
El silencio que protege, pero también duele
Aunque fue presionada para revelar el nombre del actor involucrado, Sabine Moussier prefirió no hacerlo. Afirmó que no busca dañar a nadie, sino visibilizar lo que tantas personas, dentro y fuera del medio artístico, sufren en silencio.
Durante sus declaraciones, brindadas en el aniversario del programa De noche ya se armó con Yordi Rosado, la actriz se quebró emocionalmente y dio la espalda a los reporteros mientras luchaba por contener las lágrimas.
La importancia de romper el silencio
El testimonio de Sabine Moussier ha sido visto como un acto de valentía. Su voz se suma a la de muchas mujeres que han vivido situaciones similares y que, por miedo o vergüenza, no han podido hablar.
Este caso recuerda la urgencia de crear espacios seguros en todos los ámbitos profesionales, donde las víctimas puedan alzar la voz sin temor a represalias.