El actor enfrenta secuelas irreversibles
La vida después de ocho infartos cerebrales
El reconocido actor mexicano César Bono ha compartido los estragos que los ocho infartos cerebrales sufridos en 2018 han dejado en su vida. A pesar de los tratamientos y terapias, las secuelas han sido irreversibles, afectando su movilidad y generando constantes dolores corporales.
En una reciente entrevista con la prensa, el actor de Vecinos reveló que su mano izquierda ha perdido por completo la movilidad y que los especialistas le han confirmado que no hay posibilidades de recuperación.
«Mi mano es plástica, es esta, la izquierda, ya me dijo la terapeuta que ya no hay nada qué hacer, ahora sí que se murió antes que yo», expresó el actor, mostrando que ya no puede moverla.
Dolor y esfuerzo en su día a día
Además de la pérdida de movilidad en su mano, César Bono enfrenta dificultades para moverse, pues la mitad de su cuerpo ha sido afectada. El actor de 73 años explicó que los dolores físicos son una constante en su vida y que, aunque durante el día son molestos, por las noches se vuelven insoportables.
«Mis dolores son muchos, son muy desgastantes. Yo llevo una vida normal de bañarme, trabajar todos los días, y durante el día es molesto, pero en la noche ya son dolores fuertes», comentó.
Reflexiones sobre su futuro
A pesar de las dificultades, el actor ha optado por mantenerse activo y continuar trabajando. En sus declaraciones, reveló que ha considerado mudarse a la Casa del Actor, una institución que brinda apoyo a artistas retirados. Sin embargo, aclara que su decisión no tiene un trasfondo económico, sino que busca no ser una carga para su familia.
«Sí lo pensé, no por la cuestión de que me mantengan en cuanto a los alimentos y eso, yo lo pensé en cuanto a no darle lata a la familia, pero gracias a Dios me baño solo, voy al baño solo», expresó.
Un episodio que marcó su vida
El evento que cambió la vida de César Bono ocurrió en 2018, cuando sufrió ocho infartos cerebrales en una sola noche. En una entrevista previa, recordó que los médicos no le daban esperanzas de sobrevivir y advirtieron a sus hijos que se despidieran de él.
«Me dieron ocho infartos y nadie da crédito. Empezaron en la noche y acabaron en la mañana del día siguiente. Les dijeron a mis hijos que me trataran bien, porque ya me iba a ir, pero aquí estamos», relató.
Desde entonces, su proceso de recuperación ha sido largo y complicado. A pesar de probar diversas terapias como acupuntura, electroestimulación y ejercicios físicos, los avances han sido limitados.
«Lo que perdí en una noche llevo años tratando de recuperarlo, pero no se puede», confesó.
A pesar de todo, César Bono sigue demostrando su espíritu inquebrantable y su compromiso con su carrera y su independencia.